La limpieza y restauración de la fachada trasera de la Iglesia de San Pedro de los Francos en la calle Bodeguilla de Calatayud, ha permitido descubrir una pieza que pasaba desapercibida y que tiene más valor del que inicialmente se creía.
Es la imagen de San Pedro que estaba en la hornacina en la zona central superior de la portada. Se suponía que estaba tallada sobre el mismo tipo de piedra arenisca que la que se empleó para la construcción de la fachada. Sin embargo, una vez que comenzaron los trabajos de limpieza de esa portada se apreciaron restos de policromía que sorprendieron, y que llevaron a pensar que la imagen pudo estar antes en un espacio interior.
Clemente Nicolás, responsable de la ejecución de la obra que se lleva a cabo en esta parte trasera de San Pedro de los Francos, afirma que conforme avanzó la obra se comprobó que la pieza había sido esculpida en alabastro. Un material que se apreciaba como fondo de los detalles que se adivinaban entre la pintura que todavía se conservaba y la suciedad que la cubría. “Se policromaron las carnaciones, es decir las manos, la cabeza de la figura y los pies, y en el resto se empleó el alabastro como fondo de los oros que van perfilando y decorando con restos vegetales la túnica y vestimenta” comenta.
Estos detalles llevaron a plantear a Javier Ibargüen, el arquitecto director de la actuación en la portada trasera de este céntrico templo, un tratamiento extraordinario para esta pieza, al margen del que en inicio se contemplaba.
“Entendimos y compartimos ese interés por recuperar esta talla, ya que además parece que las vestimentas y la iconografía con la que se representó dan pistas sobre su datación en un momento de evolución artística entre el Renacimiento y el Barroco”, indica José Manuel Gimeno, concejal delegado de Urbanismo, Patrimonio y Vivienda. Desde el Ayuntamiento bilbilitano se daba vía libre a su restauración destinando unos 4.000 euros a la misma.
De esta labor se hace cargo Isabel Bengoa, restauradora de la empresa Alfagía Conservación de Bienes Culturales. “Estamos eliminando la capa de yesos y otros restos que lleva y que es la misma que cubría la portada”, explica. Con posterioridad se retirará la suciedad grasa que se ha acumulado durante tantos años una vez se ablande con materiales químicos.
Como indica esta profesional, faltan algunas partes de policromía, sobre todo en la parte baja, “donde se acumulaban restos de guano que al tener componentes muy ácidos ha terminado con la pintura”. Lo que sí se podrá apreciar son los elementos decorativos de los ropajes así como los detalles de oro y la pintura de las carnaciones.