La Dirección de Salud Pública del Departamento de Sanidad del Gobierno aragonés ha puesto en marcha esta semana un Plan de actuaciones preventivas por bajas temperaturas. La influencia del calor y del frío extremo en la salud tiene un impacto directo en la morbimortalidad, es decir, en la tasa de muertes por enfermedad en una población y en un tiempo determinados. A diferencia de las altas temperaturas, los efectos del frío tienden a manifestarse de manera menos aguda y repentina, pero no por ello irrelevante, por lo que desde Salud Pública se ha establecido este plan.
Según la literatura científica, con la implementación de iniciativas de prevención de este tipo se evitarían 2,37 defunciones cada día en España asociadas a las bajas temperaturas con ola de frío epidemiológica. Es importante aclarar que no coinciden las alertas de temperatura que establece la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y los niveles de alerta basados en los umbrales de temperaturas mínimas de impacto en salud determinados por el Ministerio de Sanidad.
La estrategia del plan se basa en vigilancia de las temperaturas y de la mortalidad, información a la población sobre los efectos del frío excesivo y sobre medidas de protección y prevención, información a los profesionales sanitarios y de los servicios sociales, coordinación con los servicios sociales para la identificación de los grupos de riesgo y coordinación con las administraciones y entidades competentes.
Los niveles de alerta por suponer un riesgo para la salud se calculan utilizando unos algoritmos de salud que valoran diferencias de temperatura umbral (-0,8 en Huesca; -6,7 en Teruel y -0,4 en Zaragoza) y temperaturas mínimas, previsión de las mínimas por debajo del umbral en al menos tres días, y factores de riesgo de cada provincia. Todo ello establece unos niveles de riesgo de cada provincia, según los cuales se determinan las intervenciones a llevar a cabo con actuaciones preventivas en la población, especialmente dirigidas a la red sociosanitaria y a personas vulnerables.
Además, en todos los niveles de alerta se mantienen unas recomendaciones para la población general sobre información básica sobre los efectos nocivos de las bajas temperaturas y las medidas de protección que deben adoptarse, la mayoría sencillas pero importantes y efectivas. Algunos ejemplos son los siguientes: si se utilizan braseros o chimeneas, es importante ventilar con frecuencia para evitar la acumulación de monóxido de carbono, y también cuando se permanece en el interior del vehículo atrapado por la nieve; hay que apagar las estufas eléctricas y de gas durante la noche; si se sufre congelación, se debe introducir la zona lesionada en agua tibia, pero no caliente; es necesario mantener una buena hidratación tomando líquidos calientes, etc.