
«Había una vez unas niñas y niños de infantil que empezaban con toda la ilusión su primer día de colegio.
Con la sonrisa cariñosa, les recibió la profe Pili y les condujo a su nueva clase. El aula no estaba muy decorada porque Pili sólo estaba un ratito con ellos.
A las diez, vino la simpática profe Manuela que les preguntó a los chiquillos dónde tenían el material. La profe Manuela no lo sabía, porque iba a estar sólo un ratito con ellos.
En el almuerzo y para hacer pis, fueron con la auxiliar Laura, pero al recreo salieron con la profe Rocío. Después de jugar a pillar, entraron a clase con la dicharachera profe Cristina de primaria. La profe Cristina les hizo un juego improvisado porque le acababan de decir que tenía que cubrir horario en la clase de los peques.
A las once y media pasadas entró María. María es la tutora asignada por el centro a los chiquitines. Hicieron una preciosa fichita con bolitas rojas y azules de papel de seda sobre el verano. Sin embargo, no la pudieron acabar con su tutora porque María sólo tiene un contrato de trabajo del 25% del horario completo de la clase y tuvo que irse a su casa. Hasta el jueves no tenía que venir de nuevo.
¡Qué bien se lo pasaron con la profe Teresa los últimos dieciséis minutos!
Hacia calor cuando tocó la campana y salieron del colegio con sus mochilas. Mientras las familias esperaban detrás de la línea a darles un abrazo afectuoso, el pequeño Jaime, de cuatro años, le contó sonriente a su abuela que no sabía quién era su profe pero se lo había pasado genial…”


El cuento anterior, recibido por estos medios, lamentablemente refleja la situación actual en la clase de Infantil 4 años B del CEIP Augusta Bílbilis de Calatayud.
El grupo de infantil 4 años B del CEIP Augusta Bílbilis ha empezado el curso con una tutora asignada con el 25% del horario lectivo, lo que acarrea que niñas y niños de 4 años tengan hasta cuatro y cinco maestras que pasan por la clase cada día para completar el horario.
Obviamente, y según aseguran los padres de los pequeños a través de un comunicado, «la consecuencia de esta nefasta situación recae, tristemente, en la pérdida de la referencia fundamental de una tutora que les sirva de sostén emocional y de guía con una coherencia pedagógica continuada en el tiempo».
Desde el centro y desde inspección no se ha propuesto «ninguna solución hasta ahora», aseguran. Es por esto, que «nos vemos abocados, como madres y padres, a defender una escuela pública de calidad en la que nuestros hijos/as no sean la consecuencia de la falta de organización y/o recortes presupuestarios por parte del colegio y Administración», subrayan.
Además, «estamos convencidos que reivindicamos una posición justa y de sentido común al querer que nuestros pequeños disfruten de una tutora a tiempo completo como sí lo tienen todas las aulas y grupos de Educación Infantil de cualquier colegio», añaden.
