Un cuadro del pintor bilbilitano Jusepe Leonardo de Chabacier, presente en la Galería de las Colecciones Reales de Madrid

📸 S. BELTRÁN

Cerca de 5.000 personas han visitado la Galería de las Colecciones Reales este pasado fin de semana, el primero de apertura ordinaria. El nuevo museo de Patrimonio Nacional ha vendido el 95 % de las entradas disponibles. Las visitas se han desarrollado con total normalidad: la afluencia ha sido continua durante las jornadas del sábado y el domingo, aunque el momento preferido de los visitantes ha sido la primera hora de la mañana. En torno al 70 % de los visitantes compraron su entrada online.
La Galería está abierta todos los días de la semana de 10 h a 20 h (domingos y festivos hasta las 19 h). El precio de la entrada, que para mayor comodidad se puede adquirir en la web, es de 14 euros (7 € la entrada reducida). El horario de gratuidad es de lunes a jueves desde las 18 h. Patrimonio Nacional quiso celebrar la apertura de la Galería con cuatro jornadas de puertas abiertas que permitieron al público conocer esta nueva propuesta museística. Las 10.000 entradas ofrecidas se agotaron de forma inmediata.
La Galería de las Colecciones Reales es un espacio cultural de 40.000 m2 situado junto al Palacio Real de Madrid. La exposición inaugural acoge una selección de más de 650 obras de las Colecciones Reales: tapices, pinturas, armaduras, libros, porcelanas… firmadas por autores de la talla de Goya, Velázquez o Caravaggio. El recorrido lo completan una planta dedicada a exposiciones temporales y que contiene un cubo inmersivo, y una zona arqueológica donde se pueden contemplar los orígenes de Madrid.
En ese espacio está presente el pintor bilbilitano Jusepe Leonardo de Chabacier con una de sus obras
Esta vista es el documento gráfico más importante del Palacio del Buen Retiro y de sus jardines, que fueron inaugurados en 1634 por Felipe IV. En el plano central aparece el gran conjunto palacial, construido por Alonso Carbonel, de acuerdo con los diseños de Giovanni Battista Crescenzi. El núcleo para la celebración de festejos lo constituye el gran edificio cuadrado con torres empizarradas en sus ángulos, representado en torno a un patio central, conocido como Plaza Principal, colindante con la iglesia gótica de San Jerónimo.
Este patio está precedido por otros tres de menor tamaño: el izquierdo es el Patio del Emperador, por acoger el grupo escultórico de «Carlos V y el Furor» de Leone Leoni; el central, el «Patio de la Leonera», con una construcción semicircular para acoger a las fieras; y el derecho, el Patio de Oficios. Tras el ala este de la Plaza Principal, se puede ver el Casón o Salón de Baile, aún sin cubrir, y, a su izquierda, se sitúa el segundo gran patio o «Plaza grande», en cuyo interior del ala norte se ubicaba el famoso Salón de Reinos, único vestigio del palacio, junto al Casón, que se conserva actualmente.
Tras el complejo palacial se extiende una impresionante red de jardines, en la que se incluían estanques y ermitas de idéntica tipología arquitectónica que el palacio, y cuya distribución es de origen hispánico. En él destaca el jardín ochavado, en cuyo eje central derecho se sitúa la ermita de San Pablo, mientras en su ángulo superior derecho está la pajarera de hierro, conocida como el «gallinero»; y en el izquierdo, el estanque ochavado. A su izquierda, se divisan las ermitas de San Jerónimo y de San Bruno, con sus torres de pizarra, y más hacia la izquierda, la de Santa María Magdalena. En el otro extremo y más al fondo, se erige la de San Antonio de Padua o de los Portugueses, todas ellas terminadas entre 1635 y 1636. Tras la ermita de San Bruno, se divisa el estanque grande, todavía sin las torrecillas angulares, que fueron encargadas en 1638, fecha que permite encuadrar el lienzo, tal como apuntaba María Luisa Caturla (1947), hacia 1637.
El cuadro pertenece a la serie de vistas de «casas de campo», que se pagaron entre 1637 y 1639 a los pintores Félix Castelo, Jusepe Leonardo, Juan de la Corte y Pedro Núñez del Valle, para la decoración de la Torre de la Parada. Caturla es la primera en identificar esta vista como obra del bilbilitano Leonardo, poniéndola acertadamente en relación con los fondos compositivos de los dos cuadros de batallas que el artista realiza para el Salón de Reinos, o con el del rey Alarico, para la serie de reyes godos del mismo palacio.