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El Gobierno de Aragón conmemora el 600 aniversario de la muerte del Papa Luna con una gran exposición que reivindica su peso histórico y su rehabilitación por el Vaticano


El Presidente de Aragón, Javier Lambán, y el Arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, han inaugurado hoy una de las exposiciones más importantes que el Gobierno de Aragón impulsará este año dedicada a la figura del Papa Luna, del que se cumplen seiscientos años del aniversario de su muerte. La exposición, con el título ‘El papa Luna: saber, diplomacia y poder en la Europa medieval’, se podrá visitar en el Alma Mater Museum entre el 31 de marzo y el 2 de julio.

Benedicto XIII (†1423), más conocido como el Papa Luna por su procedencia familiar, el poderoso linaje de los Luna, ha pasado a la Historia como el más tenaz defensor de su legitimidad al trono pontificio y en general, de la obediencia a la sede de Aviñón, una postura que mantuvo con vehemencia incluso después del concilio general de Constanza lo depusiera en 1417. Esta proverbial obstinación, que ha quedado inmortalizada en la expresión «seguir en sus trece», ha sido valorada por sus contemporáneos y por las generaciones posteriores desde muy distintas perspectivas.

La exposición, organizada por el Gobierno de Aragón y que acogerá el museo Alma Mater de Zaragoza (museo diocesano), pretende dar cuenta precisamente de las múltiples facetas que encierra la personalidad de este relevante aragonés, Pedro Martínez de Luna, oriundo de Illueca, y su formidable proyección sobre la cristiandad occidental.

Lambán no ha tardado, nada más tomar la palabra en la inauguración de la exposición, en volver a reivindicar la rehabilitación de la «portentosa» figura del papa aragonés, tal como hiciera en la visita realizada e la Santa Sede en octubre de 2022, donde propuso al Papa Francisco que el Vaticano resarcir la figura de Benedicto XIII, el Papa Luna, al que se le terminó considerando un hereje, símbolo de uno de los momentos más delicados de la Iglesia; el cisma de Occidente.

El presidente aragonés defendió ante el Papa al personaje como uno de sus vecinos más ilustres y con gran proyección histórica, convencido de que el desconocimiento en torno a la figura del religioso se debe en gran parte a la leyenda negra que aún pesa sobre él y al que considera uno de los hombres «más sabios y cultos de su tiempo, con una inteligencia sobresaliente», que defendía sus convicciones contra viento y marea.

El Gobierno aragonés entiende que su figura debe ser restituida porque su labor eclesiástica fue más allá del cisma que dividió a la Iglesia católica. Es, con la certeza de los historiadores, uno de los protagonistas del paso de la Edad Media al Renacimiento en Europa. Intelectual, mecenas y con un gran patrimonio, Benedicto XIII fue artífice del Compromiso de Caspe y de la consecución de la España Moderna, debido a que apostó por la elección de Fernando de Trastámara (Fernando I de Aragón) como nuevo rey de la Corona de Aragón.

Lambán, que planteó su petición en una audiencia privada, acompañado por el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, relató que el Papa Francisco recibió la propuesta “con una amplia disposición para devolver la honra a la figura de un aragonés histórico”, si bien no ha llegado aún el momento esperado. No obstante, el Presidente de Aragón defiende hacer justicia y restituir una figura deshonrada pero con un gran peso en la historia de Aragón, aprovechando que este año se conmemora el 600 aniversario de su muerte al que se rinde este homenaje, un motivo para el orgullo y la autoestima del ser aragonés época, de otro momento que significó mucho para la Corona de Aragón, ha explicado Lambán. “Nos emplaza a pensar en momentos de la historia de Aragón en los que la bandera cuatribarrada campaba a sus anchas por el Mediterráneo y buena parte de Europa”, ha resumido.

De él ha destacado su “portentosa” figura y su nivel intelectual, cuya biografía remite a episodios en los que la Corona de Aragón tuvo gran peso en Europa. “Experto acreditado en Derecho Canónico, creo que era plenamente consciente y capaz de defender sus decisiones hasta las últimas consecuencias frente a las presiones políticas”.

Por ello, Lambán sigue animando a la Iglesia a abordar la rehabilitación del Papa Luna con normalidad e incorporarlo como uno más, recuperando para él el respeto que se tiene a cualquier pontífice pasado.

Para ello, ha apelado a la unidad de obispos aragoneses y alcaldes, junto con el Gobierno de Aragón y ha reivindicado esta iniciativa como parte de la defensa del patrimonio aragonés que obliga el artículo 22 del Estatuto de Autonomía, incluyendo el patrimonio inmaterial de «hombres y mujeres que sobresalieron por méritos propios, convirtiéndose en referencia y dieron luminosidad a la historia de Aragón, como lo fue el Papa Luna».

La muestra

La muestra, comisariada por Germán Navarro y Pedro Luis Hernando, pretende enfatizar los vínculos establecidos en los albores del estado moderno entre Aragón y Europa a través de una cuidada selección de bienes sumamente expresivos sobre la naturaleza del poder y el saber del primer Renacimiento. De este modo, se ponen en conocimiento del gran público las aportaciones realizadas en las últimas décadas de los especialistas más destacados en el estudio de la figura del papa Luna, algunas de las cuales quedan oportunamente recogidas en la correspondiente publicación.

Con esta exposición el Gobierno de Aragón y el Arzobispado de Zaragoza conmemoran el 600 aniversario del fallecimiento de Pedro de Luna, el cardenal de Aragón, que fue elegido papa de Aviñón en 1394 con el nombre de Benedicto XIII. Murió en el castillo de Peñíscola el 23 de mayo de 1423 según su cronista Martín de Alpartil. Había nacido en el palacio de Illueca en 1328 en el linaje de los Luna, una de las casas nobiliarias más importantes de Aragón.

Sin duda, el papa Luna es uno de los personajes aragoneses de mayor proyección internacional en la Edad Media. Por ser hijo segundón, Pedro Martínez de Luna se dedicó a la carrera eclesiástica y, tras doctorarse en leyes y ejercer como profesor universitario en Montpellier, el rey Pedro IV recomendó su nombramiento como cardenal en 1375, lo que le permitió ser testigo directo del origen del Cisma de la Iglesia de Occidente en el cónclave de 1378. A partir de entonces actuó como legado del papa Clemente VII en diversas partes de Europa con una labor diplomática brillante.

Cuando él mismo fue elegido papa realizó un destacado mecenazgo cultural para ampliar y mejorar los estudios universitarios en Salamanca, Valladolid o Saint Andrews. También impulsó la construcción del cimborrio de la Seo de Zaragoza, aparte de otros templos de Aragón con donaciones de objetos artísticos de gran valor.

Su influencia fue decisiva en el Compromiso de Caspe de 1412 al abogar por la elección del infante castellano Fernando de Trastámara para el trono de Aragón.

Convocó un concilio en Perpiñán en 1408-1409 y allí mismo se reunió en 1415 con el emperador Segismundo y el rey Fernando I de Aragón en una cumbre europea a tres bandas para debatir si renunciaba al papado, pero no lo hizo y acabó su pontificado en el castillo de Peñíscola.

La valía intelectual y la capacidad diplomática del papa Luna le situaron en la cumbre del poder en la Europa medieval, lo cual le generó graves enemistades, que se tradujeron en su condena como hereje en el Concilio de Constanza de 1417. El examen reciente de dicha condena por parte de diversos especialistas ha propiciado, no obstante, una corriente de rehabilitación histórica de su figura, que tiene su expresión en esta exposición y en otras iniciativas que muestran la honda huella cultural que dejó el papa Luna en el continente europeo.

‘El papa Luna: saber, diplomacia y poder en la Europa medieval’

La exhibición gira en torno a dos grandes bloques temáticos:

1.- Pedro Martínez de Luna, una biografía.

Esta sección repasa la biografía de Pedro Martínez de Luna a lo largo de sus distintas etapas (formación, cardenal, legado papal, pontífice en Aviñón y en Peñíscola, sucesión…), subrayando las distintas conexiones que estableció con las mujeres y hombres más poderosos de su tiempo, desde cardenales como Pérez Calvillo, a los compromisarios que eligieron al rey Fernando I en Caspe, pasando por la reina Violante de Bar.

2.- El legado del papa Luna.

A la altura de la talla histórica e intelectual del papa Luna se encuentra el rico legado material e inmaterial generado por el propio pontífice, autor de diversos tratados sobre temas variados, entre los que destaca el Libro de las Consolaciones. Mecenas del saber y las artes, Pedro de Luna tuvo a su disposición la mayor biblioteca del mundo occidental de su época, que incrementó con numerosos encargos, que se suman a su activa promoción de las artes.

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