El Ayuntamiento de Calatayud y Aquara, la empresa responsable del servicio municipal de agua, han dado un paso más para que los árboles que se plantaron en el entorno de la ermita de Santa Bárbara constituyan un futuro bosque para la ciudad.
Se trató de una iniciativa que surgió en la mesa de diálogo del Pacto Social de Calatayud que el consistorio bilbilitano y Aquara lideran junto a otras entidades locales y que se desarrolló de la mano de la fundación de Aquara, la Fundación Aquae.
Bajo las siglas ‘Sembrando Oxígeno’, se plantaron en un terreno de 10.000 metros cuadrados más de 1.200 ejemplares de pino carrasco o Pinus halepensis, una conífera autóctona de la península muy bien adaptada a climas áridos y suelos pobres, además de algunos ejemplares de almez o Celtis australis, situados como árboles de sombra y hoja caduca junto al edificio de la ermita. Voluntarios de las entidades que conforman la mesa del Pacto Social participaron en esta plantación que se desarrolló en enero de 2023.
Sin embargo, para conseguir que los árboles crezcan no basta con disponerlos sobre el terreno, sino que hay que hacer un seguimiento profesional y continuado y tareas de cuidado a medio plazo con el objetivo de lograr que las jóvenes plantas arraiguen de forma conveniente y superen los primeros años de vida, cuando son más vulnerables a las condiciones ambientales.
Para ello se ha contado con el apoyo de una veintena de integrantes del Centro Especial de Empleo Adibil, vinculado a la Asociación de Familias de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo (AMIBIL) de Calatayud. De esta forma, a finales de noviembre se han llevado a cabo las tareas de mantenimiento, reponiendo con nuevos plantones aquellos ejemplares de pino que no habían superado los rigores de este verano, reponiendo los protectores o tutores dañados y haciendo aportación de riego adicional.
‘Sembrando Oxígeno’ aúna la voluntad del Pacto Social de fomentar el empleo verde y la acción climática. Se espera que el futuro bosque de la ermita de Santa Bárbara permita la absorción de 236 toneladas de CO2 durante los próximos 50 años, compensando así las emisiones que genera la actividad de un servicio de agua que avanza hacia la transformación ecológica y la neutralidad en carbono.