El Presidente de Aragón, Javier Lambán, acompañado por el Presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, y el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, ha visitado la Iglesia de Santa María de Ateca, donde recientemente han finalizado las obras de restauración de los revestimientos murales del tercer y último tramo de la nave del templo. De esta forma concluye la restauración de todas las bóvedas del templo zaragozano que, además, ha contribuido a coser y sellar las grietas que existían en las bóvedas y que amenazaban su estabilidad. Para ello, la Dirección General de Patrimonio Cultural ha invertido un total de 109.733,69 euros en unos trabajos que han sido ejecutados por la empresa Albarium.
Lambán ha subrayado la importancia de tener un patrimonio conservado por razones de arte e historia y como reclamo turístico que, en la zona de Calatayud y el mudéjar, cuenta con magníficos enclaves como el Monasterio de Piedra, ejemplos de desarrollo rural sostenible, de recuperación del patrimonio y de turismo social, con efectos positivos en todos los municipios del entorno. Además, cuenta con una red de establecimientos de gran atractivo como son los balnearios.
Igualmente, ha hecho hincapié en que las iniciativas en torno a dicho sector son uno de los instrumentos más eficaces para combatir la despoblación y contribuyen a que la comunidad tenga capacidad para liderar el turismo de interior en España en un momento clave en el que todas las instituciones deben ponerse al servicio de uno de los sectores más castigados por la crisis sanitaria del Covid-19 para poder remontar lo antes posible. La Cultura y el Patrimonio son aliados perfectos y por ello, ha defendido el planteamiento realizado por la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, de impulsar un Plan Nacional de Patrimonio en áreas rurales, que es donde mayor número de monumentos BIC se encuentran y que necesitan de una cobertura estatal para su conservación, ha señalado Lambán.
Obras en la Iglesia de Santa María
El templo, perteneciente a la Diócesis de Tarazona (Arciprestazgo del Alto Jalón), atesora en su interior un considerable conjunto de bienes muebles de interés histórico-artístico. Los trabajos que ahora han culminado vienen a sumarse a las obras realizadas con anterioridad para la restauración de la torre, consolidación estructural del inmueble y restauración del revestimiento interior del segundo tramo de la nave.
En los años 80 y 90 se restauró su torre, y entre 2008 y 2010 se consolidó la estructura del templo, especialmente sus bóvedas y cubiertas. A partir de 2011 se inició la recuperación del interior que, hasta la fecha, se ha materializado en cuatro fases de ejecución, llevadas a cabo por iniciativa de diversas instituciones, lo que pone de manifiesto el interés de las distintas administraciones aragonesas en la recuperación y conservación de este magnífico templo.
Las dos últimas fases (en 2018 y 2019) han sido financiadas por el Gobierno de Aragón con una inversión 69.328,16 € y 109.733,69 €, respectivamente. En las dos primeras, ejecutadas entre 2011 y 2014 a cargo de la Diputación Provincial de Zaragoza, en convenio con el Ayuntamiento de Ateca y el Obispado de Tarazona, se restauraron los revestimientos murales de la parte de la cabecera y las embocaduras barrocas de dos capillas.
En 2018, en respuesta a la solicitud cursada por el Ayuntamiento de Ateca, se encargó la redacción del proyecto de obras para la restauración del segundo tramo de la nave de la iglesia y entre septiembre y diciembre de ese mismo año se llevaron a cabo los trabajos, gracias a los cuales se recuperó la decoración original mudéjar del siglo XV conservada en la nave bajo repintes posteriores. También se cosieron las grietas que presentaba la bóveda.
La decoración mudéjar simula en la parte inferior un despiece de sillares grises de gran tamaño con la junta negra, y en la parte superior un despiece de ladrillos, en un tono rojizo con la junta blanca. Ese tono rojizo contrasta con el amarillento de la decoración del primer tramo, del siglo XIV y que presenta similitudes con los revestimientos mudéjares del siglo XIV de otras iglesias de la provincia, entre ellas la de San Pedro de los Francos o la de San Pablo de Zaragoza.
Destaca un elemento mudéjar muy singular en el arte aragonés de este estilo: se trata del arranque los nervios de la bóveda, donde se representan cuatro dragones con las fauces abiertas, un motivo presente en otros excepcionales conjuntos mudéjares del siglo XV de la provincia, como son las iglesias de Cervera de la Cañada y Tobed, ambas restauradas por el Gobierno de Aragón, así como en la de Torralba de Ribota, cuyo interior está pendiente de restauración, aunque se cuenta ya con proyecto redactado por encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural.
También se encargó, en 2018, la redacción del proyecto de restauración del tercer tramo de la nave, ejecutado entre julio y diciembre de 2019. En esta intervención se recuperó y consolidó la decoración original renacentista de principios del siglo XVI del último tramo de la nave, a partir de la eliminación de los repintes aplicados en épocas posteriores, y se restauró la clave conservada. En este caso la decoración recuperada es un enlucido de yeso en su color con ligera veladura y marcado con líneas blancas realizadas en seco, a la cal, de manera que se simula un despiece de sillar gris con juntas blancas.
Este tipo de decoración se encuentra en numerosos interiores del siglo XVI en Aragón, como la iglesia de la Asunción de Monterde o la monumental parroquia de Fuentes de Jiloca, ambas cercanas.
Antes de estas intervenciones, la iglesia de Ateca presentaba un aspecto sombrío como consecuencia de un repinte aplicado en 1904, a base de tonos ocres y negros, que desvirtuaba totalmente su imagen original. Con estas actuaciones se ha logrado recuperar la luminosidad del templo y también la historia material del edificio, gracias al estudio de sus diferentes etapas.
Por otro lado, la iglesia presentaba importantes problemas de grietas y fisuras en las bóvedas; una parte muy importante de la última intervención ha consistido en coserlas y sellarlas, actuación que no se aprecia a simple vista pero que era fundamental y que ha implicado un gran esfuerzo técnico y económico.
Actualmente solo falta por restaurar, al interior, la parte baja de la cabecera y las cuatro capillas laterales, y al exterior el último tramo de la iglesia, donde se encuentra la portada.