Estando una tarde de invierno leyendo la Biblia, el evangelio de Lucas 2,1-20 “El Nacimiento de Cristo, comencé a recordar donde se ha quedado aquella Navidad de mi infancia, de los años 60-70.
Aquella Navidad con olor a invierno, al fuego de la chimenea de la cocina de mis abuelos, aquel sonido de los niños de la lotería en la radio o en las primeras televisiones en blanco y negro que llegaron a mi pueblo y era el comienzo de las vacaciones en la escuela, aquel olor a turrón casero de almendras con azúcar y aquella ilusión de ir toda la familia a la Misa del Gallo, ponernos delante del Belén, porque acababa de nacer JESÚS y cantar aquellos villancicos.
Después de haber hecho mi primera comunión y tras las catequesis, mi entusiasmo de querer saber de la vida de Cristo y descubrir su grandeza, y mis Navidades, fueron creciendo en ilusión y Fe.
Hoy, en esta sociedad actual, aquellas Navidades se han perdido y han pasado a ser Navidades de luces, ruido y consumismo, dejando a Cristo en un segundo plano. Pero por mucha tecnología, por mucha ideología, negocio comercial hacia el consumismo, etc, que nos quieran imponer, nadie nos podrá cambiar el verdadero Espíritu de la Navidad. Sabemos que es imposible que una virgen dé a luz una criatura sin haberla engendrado un varón, pero para Dios no hay nada imposible, por eso y con la fuerza del Espíritu Santo, eso fue una verdadera realidad y Cristo vino a enmendar el pecado cometido por Adán ayudado por Eva.
Hoy en la situación de esta sociedad, nadie nos está obligando a seguir ese camino del Señor, somos libres de nuestras decisiones. En la Biblia, por mucho que busquemos, no vamos a encontrar ningún pasaje que nos obligue a seguir ese camino, solo encontraremos pasajes que nos ayuden y aconsejen a caminar con rectitud.
Una Navidad sin Cristo, no es Navidad. ¡Feliz Navidad!
Fdo.: Fernando Cuenca Ágreda
