El ayuntamiento de Calatayud, en colaboración con el Obispado de Tarazona, están acometiendo las obras de consolidación estructural de la capilla de la Virgen del Carmen, en la Basílica del Santo Sepulcro. Se habían registrado movimientos y algunos daños en los muros este y sur de la cabecera de este parte del templo, que hacían necesaria una intervención de urgencia.
Los trabajos en marcha tienen presupuesto de 84.522 euros y están siendo ejecutados por la empresa bilbilitana Construcciones Puente Argal, bajo la dirección del arquitecto Fernando Alegre Arbués.
El Ayuntamiento y Diócesis asumen cada una el 50% de la actuación. José Manuel Gimeno, concejal de Urbanismo del consistorio bilbilitano indicaba que estas obras “permitirán recuperar la configuración histórica del templo y abren la posibilidad de continuar con la puesta en valor de sus claustros”.
Desde la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural se autorizó esta intervención de emergencia para proteger, estabilizar y conservar las estructuras de ese sector occidental, donde podría localizarse la primera sala capitular del Convento del Santo Sepulcro del siglo XII. Según explica el arquitecto Fernando Alegre, “lo delicado es intervenir muy duramente desde el punto de vista estructural, pero preservando cualquier resto que tenga un valor histórico”.
En la intervención participa un equipo multidisciplinar compuesto por un arquitecto, un arqueólogo y un historiador de arte para estudiar los restos arqueológicos que aparecen. “Son pocos y pobres, pero muy valiosos desde el punto de vista histórico”, apunta Alegre. Paralelamente una restauradora planifica la intervención que se va a ejecutar en este espacio.
El área de actuación se centra en los muros este y sur de la cabecera de la capilla y se extiende también al interior del actual presbiterio, en lo que era la antigua capilla de Santa Ana. Desde hace algunas semanas se está mejorando la seguridad estructural y las condiciones de conservación de sus muros exteriores.
Como consecuencia de esta intervención, y con el fin de proteger las fábricas medievales más antiguas, se segregará el espacio de la capilla reduciendo su tamaño. Para ello se adelantará el retablo y su camarín. Eso permitirá la reapertura del último acceso abierto desde el claustro en época contemporánea y que se encuentra tabicado, y de esta forma la accesibilidad para el futuro estudio y para su restauración o musealización.
Esa investigación posterior será de gran importancia puesto que ese muro contiene restos que ya son visibles, y otros que puedan ver la luz en las excavaciones arqueológicas de la primitiva sala capitular. En esa zona se aprecian rasgos constructivos y formales totalmente islámicos que le confieren un singular valor histórico.
