La Basílica del Santo Sepulcro de Calatayud cuenta con una considerable colección de reliquias de diversos santos y lugares u objetos significativos para la cristiandad, como una astilla de la cuna de Cristo, una astilla de la crucifixión o una pequeña piedra del Calvario y de la columna de la flagelación.
Una de las reliquias que más llama la atención al visitante es la de San Valentín, sacerdote romano que fue martirizado en la vía Flaminia debido a su fidelidad a la fe cristiana en tiempo del emperador Alejandro Severo, en el año 230.
Según la tradición, cuando todavía estaba prohibido el culto público cristiano en el imperio, Valentín celebraba en secreto el sacramento del matrimonio entre los jóvenes cristianos, lo que le valió ser perseguido y degollado en la Ciudad Eterna. Años después allí se construyó una iglesia dedicada a él.
Debido a su labor de unir en matrimonio a novios cristianos, se le considera el patrón de los enamorados.
El Papa Urbano VIII concedió en 1638 parte de las reliquias de este santo a la iglesia del Santo Sepulcro de Calatayud, donde se han venerado ininterrumpidamente hasta nuestros días.
De estas reliquias se han extraído tres pequeños fragmentos: uno de ellos donado a la antigua encomienda de Tobed, otro se colocó en un relicario más pequeño en la misma basílica, y otro se donó a la parroquia de Brea de Aragón con motivo del año jubilar de la Virgen del Rosario en el año 2012.
Cada año estas reliquias se exponen en la basílica, pidiendo la protección de San Valentín para todos los matrimonios y novios cristianos.
