La parroquia de Santa María de Ariza acaba de arreglar su puerta principal. Gracias a las aportaciones que sus feligreses realizan y al trabajo desinteresado de un vecino, la iglesia ha podido llevar a cabo esta renovación.
Durante toda una semana, Ángel Garrido, pintor de profesión, ha dedicado su tiempo a pintar y barnizar la puerta de la iglesia, que estaba bastante estropeada, y la de la entrada lateral. «Él se ofreció a realizar este trabajo de manera voluntaria y totalmente desinteresada. La parroquia ha comprado el material y él nos ha regalado su tiempo y su esfuerzo», señala el párroco de Ariza, Gerardo Martínez.
Además, gracias a las aportaciones de la Diócesis, al interés del obispo y a la propia parroquia también han podido limpiar y arreglar el tejado de la nave central. «Y una empresa de Calatayud nos ha donado las rejas para evitar que entren las palomas a la torre», continúa el párroco.
El sacerdote señala que todavía quedan muchas cosas por realizar en la parroquia que se irán haciendo poco a poco porque son necesarios más recursos económicos. Este es un ejemplo de lo que juntos como Iglesia se puede conseguir.