En una reciente entrevista concedida a DUKVI TV, Diego Rabanete, un agente de la Policía Local de Calatayud que se ha incorporado recientemente a la plantilla de Zaragoza, ha compartido sus reflexiones sobre su experiencia en la ciudad bilbilitana, destacando la proximidad, cercanía y profesionalidad de sus compañeros y la labor del cuerpo.
Para el agente, la experiencia más gratificante no fue un suceso específico, sino el día a día y el vínculo que se crea con los ciudadanos y los compañeros. Resaltó que en Calatayud, al ser una plantilla más pequeña, el trato es más directo y personal, lo que le permitió sentirse parte de la comunidad y ganar la confianza de la gente.
ENTREVISTA A DIEGO RABANETE
PREGUNTA: ¿Cuál ha sido la experiencia más gratificante que has tenido en Calatayud?
RESPUESTA: Más que una experiencia concreta, lo más gratificante ha sido el día a día: sentirte parte de la ciudad, que la gente te conozca y confíe en ti. Además, aunque no he estado muchos años, he creado un vínculo muy fuerte con los compañeros. Desde el primer momento me sentí bien acogido, y trabajar con gente que responde, que te apoya y con la que se forma un buen equipo, marca mucho. Me guardo esta etapa de mi vida como un recuerdo muy valioso.
P: ¿Y la más desafiante?
R: Sin duda, las más desafiantes son aquellas en las que hay una vida en juego. Recuerdo especialmente una llamada en la que un niño de apenas cinco años se estaba ahogando por un atragantamiento. Cuando acudes en servicio prioritario, vas repasando mentalmente el protocolo y las maniobras necesarias, asegurándote de que el desfibrilador esté preparado por si fuera necesario intervenir de forma más avanzada. En esos momentos, sabes que al llegar, lo más importante es mantener la calma, actuar con rapidez y aplicar lo aprendido. Afortunadamente, cuando llegamos, el niño se encontraba fuera de peligro y posteriormente fue atendido por los servicios sanitarios. Aun así, es el tipo de servicio que te marca y te recuerda la responsabilidad que conlleva este uniforme.
P: ¿Qué crees que ha sido lo más importante que has aprendido en estos dos años?
R: Cuando tratas con un ciudadano, para él, su problema es lo más importante en ese momento, y como policía, tienes que estar completamente presente. No puedes permitirte distracciones, tu actitud marca la diferencia en cómo se resuelve la situación.
P: Si tuvieras que resumir en una frase la labor de un policía en una ciudad como Calatayud, ¿cuál sería?
R: Proximidad, cercanía, profesionalidad y un compromiso diario con sus habitantes.
P: ¿Qué diferencias esperas encontrar entre la labor policial en Calatayud y la de una ciudad mucho más grande como Zaragoza?
R: En Zaragoza imagino que la organización será más especializada, con funciones más repartidas y protocolos más definidos. Será diferente a Calatayud, donde, al ser una plantilla más pequeña, te toca hacer un poco de todo y el trato con la gente es mucho más directo y cercano
P: ¿Crees que tu experiencia en Calatayud te dará alguna ventaja al empezar en Zaragoza?
R: Sin duda, como te comento, debido a esa plantilla más pequeña he tenido la oportunidad de intervenir en todo tipo de servicios: tráfico, seguridad ciudadana, atención al ciudadano, policía judicial… Esa versatilidad me ha dado una base muy sólida y me ayuda a adaptarme a distintos contextos.
P: ¿Qué consejo le darías a un joven que está empezando en la Academia de Policía?
R: Que aprenda todo lo que pueda de cada uno de sus profesores y compañeros. Siempre hay quien domina mejor un área. Poder coger lo mejor de cada uno y aplicarlo a ti mismo es clave para ser un buen policía
P: ¿Cómo de importante crees que es la relación entre la policía y la población?
R: Es fundamental. Para muchos ciudadanos, la policía es la primera cara visible de la administración en momentos difíciles. Por eso, debemos ofrecer cercanía, empatía y profesionalidad. La gente necesita sentir que puede confiar en nosotros y que estamos dispuestos para ayudar.
P: ¿Qué te hace sentir más orgulloso de ser policía?
R: Tener la posibilidad de estar ahí cuando alguien lo necesita. Sentir que, gracias a tu intervención, una situación complicada puede terminar bien. Al final, lo que te motiva es ver que tu trabajo tiene un impacto directo y positivo en la vida de las personas.